Opinión: «Arancelamiento en Universidades»
Por Marco Lanari *
Trataré de llevar mis pensamientos respecto de las universidades al papel, a pesar que pueden ser “políticamente incorrectas”, no obstante y a pesar de todo, siento necesidad de expresarlo. Estoy convencido que hemos caído en varios modelos que parecen inexpugnables, pero no tienen que ser así.
Los tiempos cambian y debemos ajustarnos a los cambios. Sin dudas no son todos buenos pero es innegable que la humanidad ha ido cambiando para mejor, a pesar de todos los errores en que se ha caído y seguramente seguirá cayendo. Miremos la salud que a pesar de las mezquidades de las corporaciones que sin dudas podrían “liberar más avances”, o las guerras, que han existido en toda la historia humana, y que contradictoriamnete han colaborado positivamente en su desarrollo (¿Cuátos desarrollos se ha hecho a partir de las armas?). Tenemos calentamiento global pero la miseria ha disminuido (sin dejar de reconocer la tragedia que tantos padecen). En definitiva, nada es absoluto.
Dentro de este panorama hay un elemento que puedo suponer como el hilo conductor, que es la acumulación del conocimiento y al día de hoy estimo que hay tres motores que impulsan ese desarrollo.
- Los estados, en particular aquellos que que se desarrollan con el poder concentrado.
- El afán de provecho de los hombres, esto se advierte más en aquellos países en que el poder está más distribuido.
- Las universidades en todos los tipos de sociedades.
No voy a entrar en el análisis del funcionamiento de las universidades en unos regímenes u otros, aunque sabemos que en algunos países a la universidad no ingresa cualquiera, cuando quiere ni cuando puede, sino que un funcionarios admite o no el ingreso en función de sus gustos, favoritismos, parámetros, etc.
En otros se basa en la capacidad económica de las familias, y en otros cada quien puede hacer lo que quiera y/o pueda, más algunas formas intermedias. Sin dudas nuestro país está incluido en la última descripción, es decir, con el concepto de educación gratuita e ingreso irrestricto para todos, la comunidad soporta el costo que deriva de esta decisión, concepto o eslogan.
En otras palabras, la educación no es gratuita, porque hasta aquel que debe comprar un medicamento, pan, leche o cualquier alimento básico, dentro del valor que paga, está incluido el IVA, es decir un impuesto que en parte va a financiar la “educación gratuita”.
Ahora debemos hacer una diferenciación, que como toda comparación, según expresa el dicho, es odiosa. ¿Qienes pueden acceder a la universidad?, la respuesta “oficial” es TODOS. La otra pregunta: ¿Quienes acceden a la universidad? Salvo alguna excepción, solo estudiantes provenientes de familias de la llamada clase media, hacia arriba. Afortunadamente podemos ver casos en los que algunas personas que no cuentan con la necesaria comodidad económica, y aun así pueden llegar, pero lamentablemente no es general.
No se me pierde que los estudiantes, no solo no tienen que pagar para recibir formación profesional, sino que además, al menos en la UNLP también cuentan con almuerzo y cena a un costo irrisorio, sino que además disponen de pasajen gartuitos en transporte público. En este punto debemos otra vez preguntarnos: Quienes concurren a la universidad, ¿no pueden pagar una cuota?
No me refiero a cifras astronómicas, pero si comparamos cualquier contribución con el costo de un paquete de cigarrillos o una botella de gaseosa o cerveza, seguramente podríamos establecer un valor razonable. No me refiero a los valores que cobra una universidad privada, que puede llegar a una valor equivalente a más de 75 atados de cigarrillos (considerando un valor promedio de $ 2,500) sino a montos bastante menores. Reflexionemos que los montos mínimos mensuales de un instituto privado no es menor a 20 de las unidades que he tomado como elemento de comparación.
Además podemos suponer que con esos ingresos las casas de altos estudios podrían generar un fondo para becar a aquellos que tienen dificultades económicas. En este sentido podemos jugar con los números. La UNLP cuenta con más de 150,000 alumnos, si solo el 70% aportaran el equivalente a dos paquetes de cigarrillos, se sumarían a la caja más de 525 millones de pesos por mes, lo que a mi juicio es un número nada despreciable.
En este orden de ideas, también se debe considerar a los estudiantes de origen extrajero. No me refiero a aquellos que han nacido en el exterior y se han radicado en nuestro país, sino los que vienen solo a aprovechar la gratuidad de la educación. En este sentido soy ferviente defensor de la reciprocidad en todos los aspectos, condiciones de permanencia, asistencia sanitaria y también educación.
A aquellos que provengan de países en los que los argentinos puedan cursar sus estudios universitarios de forma gratuita, les brindaría en mismo beneficio, pero no a los que provengan de territorios en los que ello no ocurra.
A estas ideas se puede agregar algún elemento más, dado que estimo que hay otra alternativa, que consiste en instrumentar una contribución a la universidad por parte de los graduados, con valores crecientes en el tiempo de aportes, que tendrían una duración limitada. Este mecanismo se utiliza en Uruguay con buenos resultados. Los fondos que se puedan recaudar no solamente pueden tener un destino becario, ya que también puden aplicarse con otros destinos, tales como investigación, desarrollo, etc.
Adicionalmente se puede pensar en combinaciones de las distintas formas de ayuda a la financiación referidas o alguna otra que seguramente se me escapa. Miremos como funciona la educación en el mundo y apliquemos aquellos métodos que mejores resultados proporcionan. No hagamos experimentos, ya hay mucha experiencia mundial en la materia.
Ingreso
Sin dudas Argentina es un país que sufre escaseces, en consecuencia tiene – al menos en estos tiempos – la imperiosa necesidad de ser cuidadoso con sus gastos y/o inversiones. No se puede dar el lujo o el gusto de gastar/invertir en aquellas cosas/actividades con las que ya cuenta, y en ocasiones en exceso.
En este orden de ideas, estimo que es ineludible en el aspecto universitario definir el desarrollo de que carreras se deben incentivar y cuales desalentar. La medicina no es mi tema, pero podemos ver que criterios se utilizan en algunos países, donde no todos aquellos que ingresan en la carrera de medicina, llegan a graduarse y muchos de los ingresantes son derivados a otras actividades afines, como la enfermería.
Tengo la sensación que algo en un sentido similar habría que aplicar. Si contamos con más profesionales en limpieza de chimeneas mayor a la necesaria habría que desalentarlas, inversamente si contamos con escasos profesionales dedicados a otra disciplina necesaria, incentivarla.
En este contexto aparece casi como inevitable establecer de cupos de recepción de estudiantes, que contarán con las instalaciones, profesores y material que se requiera para lograr una formación de excelencia. En otros casos habrá que tener una mayores facilidades en las especialidades en las que contemos más profesionales que los que la población requiere, siempre manteniendo las mejores condiciones y calidad.
Por otra parte la universidad no debe tener como una de sus actividades el complementar las falecias educativas de los ingresantes. En la mayor parte de los países se deben cumplir con niveles de adquisición de conicimientos mínimos, lo que se verifica mediante pruebas. Estas condiciones las obviamos.
Sin ningún tipo de dudas nuestro sistema educativo no funciona correctamente, en particular en el nivel primario y secundario, razón por la cual podemos encontrar alumnos del sistema secundario que no comprenden textos, lo que resulta incomprensible. ¿Alguien puede imaginar a una persona con esa característica que pretenda ingresar en una facultad?
Esto habla de las fallas del sistema educativo, de las dificultades de la universidad para poder formar personas sin la formación mínima, y de la dilapidación de recursos en aulas, personal, profesores, más allá de otros detalles (limpieza, energía eléctrica, servicios, etc.). Es lamentable, pero real.
En consecuencia, y a pesar que para muchos no sea el ideal, el ingreso a la universidad no puede ser irrestricto, y que cada quien estudie lo que le plazca y cuando le de la gana. Por el contrario, en función del deterioro de la economía que sufrimos desde hace décadas, se deben establecer límites y condiciones, utilizando algunos o todos los conceptos vertidos (mejorados, enriquecidos, modificados), y seguramente otros no mencionados en estas líneas.
Finalmente debo comentar un tema que siempre me preocupó y cada vez con mayor importancia, que redica en los llamados “trabajos para terceros” que llevan adelante las universidades. En este punto tenemos algunas aristas que tener en cuenta.
Preguntémonos:
- ¿Cuál es la razón para que se lleven adelante esa contrataciones?
- ¿Quienes contratan?
- ¿Se necesita mano de obra para llevar a cabo las tareas?
- 1. ¿De donde proviene?
- 2. ¿Cómo se paga?
- ¿Qué carga impositiva tiene?
- ¿Qué aporta a la universidad?
- 1. ¿Desde el punto de vista formativo?
- 2. ¿Desde el punto de vista económico?
- 3. ¿Desde el punto de vista investigativo?
- 4. ¿Desde el punto de vista del desarrollo
- ¿Cómo interacciona con los graduados?
- ¿Cuál es el beneficio?
- 1. ¿Quién lo recibe?
Éstas son algunas de las preguntas que surgen, seguramente hay muchas más, pero en términos generales al parecer en muchos establecimientos no encontraremos respuestas positivas porque los alumnos resultan ser mano de obra barata, porque se beneficia un grupo, porque no se utilizan para la investigación ni en desarrollo, porque facilita contrataciones sin el debido control, porque finalmente la universidad compite con sus propios egresados.
Lejos estoy de negar que en ámbito universitario se puede desarrollar la investigación, desarrollo avance científico y muchas otros atributos positivos, pero solo ese debe ser el objetivo, el progreso del conocimiento, no los eventuales negocios, y mucho menos si se trata de beneficios a algunas personas y no a las instituciones.
En fin, esto no es más que un borrador esbozando algunas ideas. El tema es amplio y con varias aristas. Probablemente sea uin aporte más a la confusión, pero por favor apartémonos de las frases hechas y los conceptos que se repiten desde hace más de cien años sin que seas posible, ni siquiera, ponerlos bajo análisis, y mucho menos discutirlos o cuestionarlos.
*Agrimensor. DNI 4.646.438
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